Mueres? No, Delibes
Me di cuenta cuando empecé el camino, aun de día, que la sombra del ciprés era alargada. Empecé la partida, conversando cinco horas con Mario, me contó sus vivencias, que bien podrían ser el diario de un inmigrante. Pensé en el trayecto en este mundo que agoniza y que sería de él sin el disputado voto del señor Cayo, también ví a los Santos Inocentes, durmiendo encima de camas de hoja roja, y me dí cuenta que ni mucho menos eran ratas. Al llegar al final del trayecto la mujer de rojo sobre fondo gris me dijo que a ella toda la vida la habían considerado una hereje y cómo podía ser si ella creía en la mortaja.
Pequeño homenaje a Don Miguel, puto punko.com
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Ferst -